Una flor que esconde algo precioso
La flor de la amapola es increíblemente bonita. Sus pétalos son de un color rojo intenso y tienen una textura muy delicada. Son tan finos que se mueven con el viento. Se mueven mucho. Y yo creo que es este efecto, unido a su color, el que hace que esta flor nos llame tanto la atención.
Pero estos espectaculares pétalos esconden algo digno de ver: su parte femenina.
En realidad, todo el sistema reproductor de la amapola se encuentra ahí escondido. La parte masculina también. Pero hoy voy a centrarme en el ovario. Esa estructura que, con un poco de magia de la Naturaleza, contendrá las semillas. Y os adelanto que es tanto o más espectacular que sus pétalos.
¿Qué esconde la amapola?
A continuación vais a ver las fases por las que pasa el ovario desde que la amapola es una tierna florecilla hasta que se llena de semillas (su etapa de madurez). Durante el tiempo que dura este proceso el ovario va cambiando de aspecto. Y, cuando se va acercando el final de su vida, se activa un mecanismo que permite que las semillas que se han formado en su interior, salgan para dar lugar a nuevas amapolas. Y ahí se cierra el ciclo.
Os lo enseño.
La amapola en flor
Esta es la flor de la planta de la amapola común (Papaver rhoeas). Los pétalos rodean sus estructuras reproductoras y, con su color intenso, tratan de llamar la atención de los insectos para que se acerquen a ellas.
Si os fijáis,en el centro (justo donde tengo el dedo), tiene una especie de capsulita.
Es el ovario.
Y puede que dentro se estén formando las semillas… aunque aún no lo sabemos a ciencia cierta.
Por cierto, esa especie de boa de plumas que hace que parezca una vedette son los estambres, la parte masculina. Pero eso os lo contaré por aquí en otro momento.
Semillas en camino
Las semillas sólo se formarán si se produce la polinización. Es decir, si el polen de otra amapola (la parte masculina) entra en el ovario (la parte femenina) y fecunda los óvulos que hay en su interior.
Cuando las semillas se empiezan a formar los pétalos se caen y la amapola pasa a tener este aspecto.
Y el ovario se convierte en fruto
Si os lo encontráis así puede que ya esté lleno de semillas, pero aún no estarán maduras.
Cuando lo estén, este fruto cambiará de aspecto.
Por cierto, el polen entra en el ovario a través de esas líneas oscuras que lo coronan. Se llaman estigmas y los de la amapola me parecen especialmente espectaculares.
El fruto maduro
Cuando el fruto esté maduro (y las semillas de su interior también) empezará a cambiar de aspecto gracias a un mecanismo de ingeniería.
Lo que tenéis que encontrar para volveros a casa con las semillas es esto (mirad mi dedo).
Se parece mucho al fruto no maduro (comparadlo con el de la foto de arriba) pero, si os fijáis bien, en la estructura que se ve en esta foto…
La “tapita” se ha levantado.
Y por debajo se aprecian unos agujeritos. Las compuertas se han abierto y las semillas, preparadas para germinar, pueden salir.
Y esa es la señal que nos indica que las semillas ya están listas para ser sembradas.
Semillas de amapola
Míralas, aquí están recién saliditas del horno.
Listas para sembrar.
El momento ideal para sembrarlas es a finales del invierno o a principios de la primavera. En nuestras latitudes suelen florecer entre principios y mediados de la primavera. Si esperáis a que haga mucho calor será más difícil que germinen.
En el Club Verdópolis tenéis un videotutorial sobre la amapola en el que os muestro este proceso que acabáis de ver con todo lujo de detalles. Y aquí sí que podréis ver la parte masculina: los estambres, el lugar donde se forma el polen.
La otra parte implicada en la formación de las semillas :).